26 de octubre
de 2022
Una hoja a la vez
se desnuda un árbol
cuando el viento, su amante gélido,
le atraviesa con secretos.
¿Será que sus ropas
cambian de color por pudor,
por éxtasis, por pasión
o por una desilusión?
Al pie, yace su vestido.
Tendida hojarasca de recuerdos
de cuando la primavera lo coronó
con su primer amor.
Muestran sus ramas tatuajes
y viñetas de su romance
con la estrella mayor, sus rayos,
promesas de fertilidad y ascenso.
Pero hoy, es un árbol semidesnudo
que, calzando zapatos de barro,
deja que las ráfagas del desamor
lo entreguen a los brazos del hielo.
Y lo sabe.
Que se cubrirá en llanto de algodón
y las aves le dejarán nidos vacíos.
Sabe que el tiempo lo aprisiona.
Le va dejando notas al suelo
para que no se olvide
de hacerle cama a la Vida
y un poema a la esperanza.
Porque el invierno no es eterno.
Así que el árbol irá soñando
con el regreso de sus flores
una hoja a la vez.